El Real Madrid invirtió este verano 103 millones -que pueden acabar convirtiéndose en 134 si se cumplen todas las variables- para hacerse con los servicios de Jude Bellingham, el que está llamado a ser, a juicio del madridismo, el nuevo Zinedine Zidane. Los aficionados blancos se frotaban las manos tras los dos primeros compromisos de pretemporada en Estados Unidos, especialmente tras la victoria contra el Manchester City, que encarriló el internacional inglés con su primer gol como blanco. Pero a la que ha llegado el primer compromiso importante,Bellingham ha demostrado que aún está muy lejos de ser un futbolista de referencia.
El clásico contra el Barçaevidenció todas sus carencias.Bellingham acabó engullido por la medular del Barça, especialmente por un Oriol Romeu que tiró de experiencia, calidad y saber estar para decirle al joven centrocampista inglés que el trayecto que le queda por recorrer aún es muy largo.
El fichaje estrella de la temporada quedó retratado poco antes de que Ousmane Dembélé inagurara el marcador. Fede Valverde le lanzó un balón en profundidad a la espalda de Andreas Christensen con toda la ventaja para ρłɑɴtarse ante Marc André Ter Stegen, perola lentitud del inglés permitió a Jules Koundé hacer la cobertura y acabar interceptando su remate.
Bellingham deambuló por el centro del campo juntándose más a Aurélien Tchouaméni en el doble pivote que siendo decisivo en ese vértice del rombo que su técnico, Carlo Ancelotti, le ha reservado para que sea el faro del juego ofensivo del Real Madrid.
Torpe y desplazado en el 4-4-2, Bellingham solo tuvo una aparición en el área del Barça para desperdiciar un gol a puerta vacía tras un remate de Vinicius al travesaño. Con todo a favor y Ter Stegen en el suelo, el inglés también envió su disparo al palo.